PUBLICADO POR LA EDITORIAL AKAL
Lo contaba Martín Prieto este jueves en su columna de El Mundo. Un libro llamado Educación para la Ciudadanía, editado por Akal califica de "racistas militantes" a Federico Jiménez Losantos, César Vidal y Gabriel Albiac. Los autores no han descubierto su afiliación al Ku Klux Klan o al PNV, no. Son racistas por llamar "gorila" – policía o militar que actúa con violación de los derechos humanos, según el DRAE– a Chávez o "caracastaña" –equivalente en Surámerica del "carapán" español– a Morales.
Noticia publicada el 13-07-2007
(Libertad Digital) Los filósofos Carlos y Pedro Fernández Liria y el investigador Luis Alegre Zahonero han elaborado un libro que la editorial Akal cataloga en la colección Biblioteca de Aula, clasificado como pedagogía, destinada a profesores, y que titulan Educación para la Ciudadanía. Desde luego como filósofos o investigadores no son muy conocidos, pero sí tienen una gran notoriedad como defensores de regímenes tan siniestros como el de Venezuela.
Aunque no se trata de un texto recomendado por el Gobierno, esta publicación da una idea del melón abierto con esta asignatura. Editado por una editorial técnica como Akal e ideado y estructurado como si de un manual se tratara, existe el riesgo de que este panfleto pueda llegar finalmente a más de un aula de los colegios españoles.
Basta con una ojeada al índice de contenidos para percibir el hedor antiliberal y totalitario que desprende. En el temario nos encontramos con epígrafes como Ciudadanía y proletarización, Incompatibilidad entre parlamentarismo y capitalismo, Las dos grandes mentiras de la sociedad capitalista, Lo que haría supuesto un "comunismo democrático" o Capitalismo y supervivencia.
En un total de cinco capítulos y 32 epígrafes no hay ni una sola mención a los Derechos Humanos o la Constitución española. Todo el libro está dedicado exclusivamente verter la más reaccionaria ideología anticapitalista y promocionar el totalitarismo comunista.
Pero el texto no se queda ahí. También se dedican los autores a descalificar a comunicadores e intelectuales alejados del pensamiento reaccionario que inunda toda la publicación. Federico Jiménez Losantos, César Vidal y Gabriel Albiac, son tachados de "racistas militantes" con una argumentación tan peregrina como la que sigue:
Desde que Oriana Fallaci, tras el 11-S, dio el pistoletazo de salida para dejar de morderse la lengua y ser racista sin remordimientos, la filosofía de los halcones del Pentágono ha ido siendo cada vez más aplaudida por personajes como –por citar casos españoles– César Vidal, Jiménez Losantos o Gabriel Albiac, quienes, por ejemplo, han "argumentado" contra el presidente venezolano Hugo Chávez llamándole "negro", "gorila" y "chimpancé", y contra el presidente boliviano Evo Morales llamándole "caracastaña". Pero estos racistas militantes no encontrarían tanto eco y audiencia, tantos medios públicos a su disposición, tanta tolerancia y tanta impunidad, si sus palabras no cayeran sobre una sociedad que ya está ideológicamente enferma y moralmente corrompida.
Es cierto que Chávez ha sido llamado en múltiples ocasiones "gorila rojo", pero es igual de cierto que este calificativo no tiene las más mínima connotación racista. Basta con ir a la RAE, los autores probablemente estaban muy ocupados leyendo Granma, para ver que la tercera acepción de Gorila es "policía o militar que actúa con violación de los derechos humanos" y la cuarta "individuo, casi siempre militar, que toma el poder por la fuerza". Y las dos acepciones son originarias de países como Cuba, Venezuela, Argentina o Guatemala. En cuanto a "caracastaña", utilizado para referirse a Evo Morales, es, como muy bien explica Martín Prieto en El Mundo, una versión de algunos países del sur de América del "carapán" español.
De Savater y Habermas se dice que colaboran "eficazmente para sentar los pilares filosóficos y morales del nuevo racismo contemporáneo". Entre elogios a la dictadura de Castro y al régimen de Venezuela, sostienen que "la libertad de expresión y la ausencia de censura son un mito". Y a la Iglesia la equiparan con los nazis por una supuesta persecución de los gays, que llegan a homologar con el Holocaustao. En todo caso, el hecho que no se trate de un manual oficial nos tranquiliza, ¿o no?
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